jueves, 20 de septiembre de 2012

Vertederos de empleo

Infojobs apesta. Huele a podrido. Y como él, todas y cada una de las páginas de empleo más visitadas en Internet: Infoempleo, Trabajar, Currantes... Siguiendo el mismo ritual diario, entras en ellas con la triste ilusión de encontrar, no ya el trabajo de tu vida, sino una colocación mediocre que te ayude a subsistir, a seguir el camino sin pena ni gloria. Pero una vez más tu anhelo se ve truncado. No sólo te topas con un muro humano, el que han ido construyendo junto contigo los más de cinco millones de parados españoles, sino con la poca vergüenza de los gestores de este tipo de webs, que repiten las mismas oferta día tras día hasta la saciedad, al tiempo que disfrazan el puesto peor valorado, el de comercial, con una habilidad vomitiva.

Promotores, asesores, visitadores, representantes, consultores, delegados de ventas, captadores, relaciones públicas, azafatos,... sin olvidar el rimbombamte puesto de gestor de desarrollo de clientes. ¿Quién da más? Llama la atención la capacidad humana de camuflar un puesto de trabajo, decente a todas luces, pero, no me quitarán la razón, aciago como él sólo en los tiempos que vivimos.

Claro que no le vamos a echar el muerto encima solamente a las páginas de empleo. En este purulento caldo de cultivo hasta los empresarios más necios y tontainas se están aprovechando de la crisis para hacer caja sin mojarse el culo. Para los comerciales no hay contrato, si acaso mercantil, y cobran por comisión -el que no se deja la ganancia en dietas y kilometraje-. A ver que haga cuentas... El gasto de las empresas es... cero patatero. Un negocio redondo.
Autónomos y freelance triunfan en estas páginas de empleo basura. Entretanto, los demás nos damos de leches por encontrar una oferta de dependiente, mozo de almacén o limpiadora, y que nos digan: "Su CV ha sido leído. La empresa ha desechado su candidatura". Así somos, así nos va.


martes, 11 de septiembre de 2012

Hacerse el sueco

Ikea y H&M han sabido darles a los jóvenes españoles lo que querían, por eso son a día de hoy dos de las multinacionales con más presencia y éxito en nuestro país. Y no hablamos de los bajos precios en relación con la calidad de los productos que ofrecen, vamos un poco más allá. Ambas están a la cabeza de las cadenas más importantes del mundo también en cuestión de marketing: el público quiere esto y se lo ofrecemos a mansalva, aunque para ello nos riamos en su cara. La juventud quiere libertad, independencia, rebelión. Tiene gracia que sean grandes holdings y monstruos transnacionales los que vengan a darnos lecciones ideológicas y políticas defensoras de un cambio socio-económico. A ellos, plín. No tienen ni que hacerse los suecos; ya lo son.

Ikea realza el valor del individuo como tal y nos vende el triunfo de la igualdad frente al poder de las mayorías: "Bienvenido a la República Independiente de tu casa". Y sus publicistas se quedan tan panchos. Con toda la cara. Pero es que a nosotros nos encanta. Es célebre aquel dicho muy patriota de en mi casa mando yo. Y ahora viene H&M, en su filial textil Weekday, para encumbrar las últimas acciones reivindicativas del alcalde marinaleño y parlamentario andaluz, Sánchez Gordillo, tratando de cautivarnos con el mensaje solidario más básico y manido que haya existido nunca de acabar con el hambre en el mundo: "Food to the people. No World Hunger" (Comida para la gente. No a un mundo hambriento). Antes de que se hayan vendido todas las camisetas de la colección, algo que no dudo habría ocurrido conociendo el percal, la compañía ha optado por retirarlas del mercado para evitar controversias. ¡Con lo bien que se está portando el gobierno popular con las multinacionales y así les pagan! A los directivos de la conocida marca sueca les ha faltado tiempo para recular. Ja. Y eso que Weekday no está presente en España. Todavía. Sucederá en menos que canta un gallo.

Hasta un topo vería el interés real de estas empresas modélicas firmas: vender, vender y vender. Menos mal que los españolitos de a pie no nos creemos nada de lo que sale en la televisión, tenemos los valores bien definidos y, encima, nos sale el dinero por las orejas... Hala, a seguir comprando.